El arte visual de Maurice Montero y Fernando Espinosa llega a la PUCE
Para Maurice Montero y Fernando Espinosa Chauvín el arte es, ante todo, una forma de expresión estética y de goce interno. En el caso del primero, ese ejercicio se ejecuta a través de la elaboración de esculturas en movimiento; en el segundo, por medio de la fotografía.
Conscientes de esta afinidad en su forma de concebir el arte y de una amistad de varios años, estos artistas decidieron armar ‘A Dúo’, su muestra conjunta que se inaugura hoy a las 19:00, en el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE). Para esta exposición, Montero decidió armar una retrospectiva de su trabajo. Por eso incluyó ocho piezas de pequeño formato que han sido elaboradas desde el 2003. Allí estarán: ‘Mascarada’, una escultura de bambú que realizó para la serie ‘Kamasutra’, la cual fue expuesta en Tokio y que muestra la unión sexual de una pareja; ‘Metamorfosis’, escultura hecha con madera policromada, papel y bambú; y ‘Jinete amarillo’, pieza de madera policromada y bambú, donde el artista expone su gusto por los caballos. La novedad en el trabajo de Montero es la elaboración de esculturas con acrílico. Una de ellas, de gran formato, será parte de esta exhibición. Aquí el protagonista es una bicicleta, un ícono de su quehacer artístico. “Hice esta pieza pensando en el espacio del Centro Cultural de la PUCE. Para mí la bicicleta es importante porque soy ciclista.
Representa la posibilidad de avanzar por la vida sin hacer ruido y sin contaminar, una forma de mostrar que cada uno decide el ritmo en el que se desplaza en el tiempo”. Uno de los aspectos más llamativos de esta escultura es que si el visitante la ve desde la distancia, se la presenta como una pieza única.
Pero a medida que se va acercando, el sofisticado sistema de piñones y engranajes salta a la vista. A criterio de Sonia Kraemer, curadora de la exposición, la obra de Montero multiplica el mundo como un espejo creando una arquitectura de ilusiones. “Está más allá -dice- del delirio de perseguir estrellas fugaces, de seguir tendencias, de buscar el resplandor de las luminarias, las bienales y los premios”. Por su parte, Espinosa decidió mostrar ‘Tropicalia’, una de sus últimas series en la que reúne 42 fotografías de paisajes de lugares como Hawái, Galápagos, Guandera -una estación biológica del Carchi-, Arizona, la península Olímpica en el estado de Washington, Bali y Madagascar. La particularidad de esta serie es que se muestran las imágenes en negativo y en positivo de un mismo paisaje a través del uso de infrarrojo.
Este ejercicio estético de Espinosa comenzó con una serie de fotografías sobre Galápagos, que luego se convirtieron en parte de su libro ‘Galápagos Surreal’. “La idea de usar el infrarrojo es que estéticamente la gente vea dos versiones de lo mismo”. Kraemer añade que esta técnica muestra una buena parte del espectro de luz solar que el ojo humano no es capaz de captar y que ha sido usada, sobre todo, para la astronomía. “Cuando vemos fotografías de paisajes, estamos demasiado acostumbrados al color. Al eliminar ese factor de la ecuación, se elimina la distracción, podemos concentrarnos en la composición y en la luz”. En la exposición también se incluirá una réplica de un mural que Montero realizó en Guayaquil, en el 2003, que esta ocasión fue elaborado por los estudiantes de diseño de la PUCE. La exhibición estará abierta hasta el 18 de octubre. El horario de atención es de 09:00 a 19:00. La entrada al público es de acceso libre.
Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO